miércoles, 17 de junio de 2009

Hace algunos ayeres..

Voy a contar 4 historias que están espaciadas muchos años, pero que están unidas por la memoria colectiva de estos cuatro hermanos.

Historia 1

Uno de nosotros, hace algún tiempo, cuando jugaba en su escuela, en la primaria para ser más exactos, se arrancó una uña con un tronco, éste tenía forma de cocodrilo y los niños se subían sobre él para montarlo y moverse encima, en un “descuido” el tronco giró sobre su dedo gordo del pie derecho y machacó la uña, el resultado, bueno, dos días en casa convaleciendo y otras 4 semanas yendo a la escuela en chanclas. Ni modo, así es la vida y de seguro aprendió que los troncos no son para eso.

Historia 2

Otro de nosotros, muy estudioso, hacía la tarea, desde luego de Matemáticas, cuando ve pasar lentamente sobre la mesa una hormiguita y pensó – Maldita hormiga, seguro viene a comerse mi libro de matemáticas, tendré que matarla- una vez que acabó con este razonamiento toma una piedra y aplasta a la hormiga, sucede que la hormiga pasaba cerca, pero muy cerca de su mano derecha, ustedes se imaginarán con que consecuencias, la uña del meñique si bien no corrió la misma suerte de la uña anterior, si quedó con una marca roja por debajo, huellas de la batalla con la hormiga.

Historia 3

Otro de nosotros, cuando era aún muy pequeño le gustaba hablar por teléfono, más bien contestar el teléfono, cada que éste sonaba el personaje en cuestión dejaba lo que hacía y salía rumbo al teléfono para atenderlo, aún si estaba en el baño, bueno no tanto así, pero casi. Un día, como tantos otros, el teléfono sonó a eso de las tres de la tarde y ni tardo ni perezoso sale corriendo y toma la bocina del mismo y lo pone en su oreja, de repente cambia de color, se pone de un color blanco, podríamos decir que casi transparente y cuelga. Su madre le dice ¿qué pasa, quién era? y él contesta – me dijo: soy el diablo- . Cabe señalar que este gusto por contestar al teléfono quedó casi reprimido en su totalidad.

Historia 4

En esta última historia les contaré la única anécdota que no sucedió en Tizimín, sucedió en un viaje familiar a Valladolid, en el camino se tiene que pasar por dos pueblos, uno es Calotmul y el otro es Temozón, esta historia se localiza en este segundo. Sucede que este lugar es famoso en la región por la venta de carne de cerdo y res en distintas presentaciones y como es de esperarse el camino principal del pueblo está lleno de letreros que indican la venta de esos productos. Bueno, dejémonos de tanto preámbulo y vayamos al punto, el personaje en cuestión se encontraba en primero de primaria, y estaba en esa etapa que pasamos todos en que leemos todo lo que vemos; iba en el asiento trasero del auto cuando de repente se queda callado e igualmente como el personaje de la historia anterior se queda blanco, su madre lo mira y le pregunta ¿Qué te pasa?, él contesta – Mami es que en esa tienda dicen que venden carne humana-. Después de unas risas, todo vuelve a la normalidad, su madre le explica que no es carne humana, sino carne ahumada.

Bueno, estos son algunos de los recuerdos que tenemos como hermanos, hoy más que en otras ocasiones extraño el poder compartir y escribir junto con ellos nuevas historias.

Espero pronto podamos estar juntos de nuevo, para ustedes este sencillo post.

Saludos

Iván

Pd. Para los que nos conocen seguro ya sabe a quién se refiere cada historia, para los que no, pues ni modo. Jejeje, que quede de tarea.